miércoles, 28 de febrero de 2007

Pulir la lente

N unca se me ha dado bien el mantenimiento de las màquinas y otros ingenios diablóricos, de manera inconsciente tiendo a pensar que son autosuficientes, que se autoreparan y revisan solos, las desatiendo y tan sólo me sirvo de ellos, evidentemente esto no lo hago con las personas ni las plantas a las que cuido con esmero y cariño, de mascotas no digo nada porque un pez callejero que tuvimos ......

Intento no actualizar jamás mi ordenador del trabajo, a no ser que me lo pida a gritos abriendo cada minuto una ventana en la que me suplica que necesita actualización, dandóme la opción de "ahora" o mas "tarde", siendo esta última la preferida las mas de las veces.

He llegado incluso a pactar con los virus que aterrizan en mi ordenador, yo les dejo vivir si ellos me dejan vivir, es tan complejo sacarlos que prefiero aprender a convivir en armonía, gastan un poco de CPU y de memoria pero en general dan poco la lata.

Sólo una vez me deshice de uno que se pasó de la raya, convirtió mi ordenador en un casino tipo "lasVegas" desde donde por internet se apostaba y jugaba al Black Jack, la ruleta y al sieteymedio, no es que me importase que el escritorio estuviese lleno de lucetitas tipo Casino, pero no lo tengo tan claro con mi jefa que de vez en cuando se asoma a mi pantalla.

El caso es que lo exterminé, debió de servir de ejemplo a los demás , porque ahora convivo desde hace un año con uno que no me ha dado ningún problema grave, bueno un día me borró la agenda de correo, pero me costó menos tiempo recuperarla que realizar la serie de tareas que implicaban fumigarlo.
Todo hay que decir que los ordenadores de casa, relucen como el sol, de lo limpitos y sanotes que están, gracias a que mi santo es lo opuesto a mí, por eso de que los polos opuestos se atraen, digo yo.

Cuando hace dos domingos salí a triturar kilómetros con mis amigas, no imaginé como iba a pagar esa desidia mía con el mantenimiento, tengo que decir que desde que tengo esta bici, hace mas de un año, la he limpiado una vez y le cambié dos pinchazos, por imperativo legal, porque cuesta mucho rodar con dos pinchazos.

Ya hacia tiempo que al frenar notaba un ruido raro, como de rascar hierro, pero como frenaba pues ni caso.
Esta vez tocaba hacer menos kilómetros, unos 70, pero subir un puerto, El FArell en Caldes , el problema vino al bajar,!!! que ruido hacían mis frenos!!!! ..!!!que miedoooooo! ...!!!!que espantooooo!, un sudor frió me bajaba por la frente, cada dos curvas me paraba, ya me veía yo sin dientes y sin cara....María, experimentada ciclista, cambió su rueda nueva por la mía , parece ser que el problema era doble , frenos y rueda y la mía estaba torcida, conseguimos llegar abajo en más tiempo del que tardamos en subir , con su rueda nueva casi tan rallada como la mía, para mí vergüenza, y yo con una taquicardia de órdago.

Pensé en lo importante que es el mantenimiento de los faros, las personas encargadas de los mismos los fareros, tienen que ser gente muy habilidosa en muchos aspectos, pues las tareas de mantenimiento son muchas y de diversa índole, hay que pulir la lente y limpiarla con frecuencia, verificar las luces, el generador, la radio, la maquinaria, pintar la torre...y como suelen vivir en sitios aislados les toca hacer desde carpinteros a electricistas.
Además suelen repartirse las tareas entre dos o mas personas, ya que estas ocupan todo el día, y por eso es importante que entre ellos haya paz y armonía, mas de una vez el farero se ha visto amenazado por sus subordinados, dejando constancia en la bitácora del faro y suplicando le fuesen substituidos sus ayudantes por temor a no amanecer vivo , hay que decir que este fué un caso infrecuente.

Existe un faro en Tasmania , el faro de la Isla de Swan, o sea del cisne, que fué construido por presos , también los ayudantes eran convictos que ,colaborando en su mantenimiento, podian así redimir su condena.

La disciplina era dificil de mantener por parte del farero , algunos presos se le amotinaban y fugaban , otros provocaban naufragios para apoderarse de los viveres, y pronto, el gobierno se hizo eco de las quejas de los fareros y suprimió ese tipo de perfil, dejándo el puesto de ayudante libre a hombres libres, valga la redundancia.

Sin embargo..... se tiene constancia de unos presos, del Faro de la isla de Swan , que por su buena conducta, sacrificio, valor y arrojo, ayudando tanto en el mantenimiento, como a las víctimas de naufrágios, redimieron su condena por expresa solicitud y recomendación del farero.

Yo me alegré de tener compañeras tan duchas en el mantenimiento y tan solicitas, en el fondo me dí cuenta que todas dependemos de todas y que llevar la bici mal mantenida puede convertir una estupenda salida en un cristo.

Por eso ayer cuando al salir a rodar unos kilómetros ,con mi flamante gps y este empezó a dar grititos, !!Mieeeec!..!!Mieeec!!..!!Miieeec! , importunándome cada dos segundos , me tuve que poner bajo las luces del estadio para intentar descifrar que es lo que me estaba diciendo, tarea harto difícil porque no suelo entrenar con las gafas de cerca, y cuando por fin vi lo que me decía "...base de datos de vueltas llena, elimine vueltas..."...me di cuenta que necesitaba un mantenimiento...... el gps....y yo , dado el mísero montante de kms que me hice en 47' ....de los que por supuesto no pienso dejar constancia escrita


jueves, 15 de febrero de 2007

Treinta metros de furia



De los tres deportes a los que me dedico, muy frugalmente dicha sea la verdad, por diversos motivos entre los que tiene un lugar de honor el Troll de hace un par de relatos, está el ciclismo o el ciclismo globero,
me gustan más deportes pero a esos no les dedico ni un fugaz momento.

Salir a hacer kilómetros en bici, sola o acompañada, por carreteras de tercer o cuarto orden, sin prisas, atravesando pueblos, admirando valles , sudando montañas o surfeando al viento en las bajadas, es una delicia.

Hacia meses que no sacaba a la bici de su cuarto, estancia que comparte con la tabla de planchar , pues en mi casa nadie tiene habitación para sí solo.

Cuando entré a verla el domingo pasado , a la bici no a la tabla de planchar, a esta última sólo la visito por obligación, resulta que la primera, o sea la bici, se había convertido en perchero de ropa...ya se sabe que uno acaba pareciéndose a aquel con quien duerme.
Las camisas planchadas colgaban del manillar, sobre el sillín descansaban unas toallas dobladas y en el plato grande se había quedado enganchado un calcetín "ejecutivo" sin pareja....

Curioso lo de los calcetines, creo que tienen el record de separaciones, por más que uno se empeñe en emparejarlos, ellos tienen una tendencia natural a desemparejarse, los metes juntos en el saco de la ropa sucia y en el camino hacia la lavadora el diez por cien ya se ha separado, de los que quedan , se separan otro diez por cien de camino a la secadora..la mayoría jamás encuentran a su pareja otra vez, como mucho hacen pareja de hecho con otro de tono similar. Siempre he pensado que los calcetines se unen, no se sabe donde, a su amor secreto, que no es otro que las cucharillas de café, elementas estas que tienen una notoria tendencia a esfumarse....para encontrarse con su pareja...que no es otra que un calcetín....

El caso es que el sábado pasado me llamó mi compañera de penas y glorias triatleticas Olivia, para salir en bici, íbamos a salir con otras tres chicas, cosa inusual porque cuesta tanto encontrar chicas practicantes del ciclismo como trufas blancas en una playa, y me prometió un ritmo suave y una cantidad de kilómetros razonables.
Nos juntamos en Mirasol, Maria, Merche, Inma, Olivia y una servidora y nos juramos, no amor eterno, pero sí no apretar el ritmo.

Jamás había ido a rueda y al ir la última de las cinco, no daba palo al agua, todo el rato frenando y me daba hasta reparo ver como el resto se turnaban para tirar del pelotón. Engañada por el falso ritmo que se aprecia al final, chupando rueda como una posesa, pensé que dar un relevo seria cosa fácil y dando voces advertí que el siguiente lo daba yo.
Fue separarme de la línea de mis compañeras , darme el viento de cara y sentir una fuerza oscura que me frenaba, ¿sería esa de la que hablan los cosmólogos?, y pedaleé con fuerza hasta ponerme primera, pensando ,inocente de mí, que al llegar allí, por no sé que ley de la naturaleza, ya no tendría que esforzarme....

Pronto tuve claro que ir delante tirando es lo opuesto de chupar rueda, a los cinco segundos me preguntaba cuanto debía ser el mínimo tiempo que se debe tirar del pelotón para cumplir con honor y dignidad,... a los diez segundos me autoconvencí que con sólo cumplir dignamente era más que suficiente, el honor lo dejaba para otro día,.... a los quince segundos me dije que me traía al pairo la dignidad, ...a los treinta me giré con un dolor de piernas astronómico y confesé que estaba fundida y que no iba a dar mas relevos.....

No se lo tomaron a mal, y seguimos de dos en dos o en fila india comiendo kilómetros y charlando....
La carretera se empinó bastante allá por el km 35 y el tercer plato, hizo el papel de conducirme aunque sea a molinillo a las mas altas cumbres.

Una sombra de pájara se avecinaba justo cuando paramos a desayunar un bocata en Piera, después de 47 km, allí mis compañeras se esmeraron en que comiese y me recuperase, y cuando vieron que "la color volvía a mis mejillas" me explicaron como iba a ser el retorno....
... "-bonito pero duro."....me dije que si había que hacerlo se hacia y me dispuse a aguantar, como los faros en el mar, el embate de las olas.

Ni siquiera el arquitecto que los calcula y diseña sabe a ciencia cierta hasta que punto y de que tamaño serán las olas que deberá soportar el faro . Muchos sucumben ante las mas terribles tormentas, otros se deterioran y algunos se reconstruyen mas robustos si cabe.
Yo aguanté los casi 90 kilómetros, que todo hay que decir, gracias a un error de orientación, divina providencia, hizo que el camino fuese menos duro.

Al final, cuando te das cuenta de lo que has resistido, con piernas y cuello dolorido, y los dátiles "delicatessen" que nos dió Inma te reconfortan, te invade una sensación de calma, como la que emanan los faros después de la tormenta.

Hoy... mientras estaba en la habitación de una clínica, esperando a que trajesen adormilado a un ser muy querido del quirófano, pensando en como afrontamos lo que la vida nos depara, me fijé en un cuadro que había en la pared... al acercarme , atónita... que se trataba de tres instantáneas de un faro soportando treinta metros de furia, Le Phare de Four en Bretaña, instantáneas que tenia reservadas en mi ordenador para encabezar esta história desde hace días!

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